sábado, 14 de mayo de 2011

Balto


Nunca sabes cuando se va a cumplir un sueño.

Aunque de pequeña no fui de las niñas que están todo el tiempo pidiendo tener un perro, en los últimos 7 u 8 años pasó a ser para mí un sueño. Tener un perro en casa no era siquiera una opción para mis padres, no querían ni planteárselo, así que siempre tuve asumido que no tendría un perro, por lo menos hasta que me independizara.

Llegué a desearlo de verdad, tener un Beagle, cada vez que los veía me quedaba completamente embobada. Según la teoría de El Secreto, si deseas algo con mucha intensidad durante mucho tiempo, se cumplirá. Según ellos, es porque trasmites una energía que hace que el mundo se reorganice para que te ocurra lo que deseas... Esa parte no me la creo, pero lo cierto es que cuando ví la película me llevé varios días pensando en tener un Beagle, en cómo sería jugar con él, cómo sería darle de comer, verle dormir, reñirle... Por supuesto, no llegó de inmediato mi sueño, ha tardado unos años, pero hace unos meses mi padre llegó a casa diciéndome: "por qué no tenemos un perro? me gustaría tener uno".

Me quedé totalmente flipada, hacía tiempo que me había resignado totalmente a no pensar en tener perro hasta que me independizase (aunque nunca dejé de ver vídeos y vídeos de Beagles), y ahora, sin yo haber sacado el tema desde hacía unos años, me venía con eso.
Y unos meses después, aquí está Balto, un Beagle cabezón, cachondón, mordedor de zapatos y pantalones y nervioso cuando quiere jugar.

Todavía a veces pienso que no puede ser que haya tenido tanta suerte de ver un sueño cumplido así por que sí. A veces me enfada porque hace las cosas mal, pero una vez que ya está tranquilito en su cama, pienso: María, no desesperes, es lo que siempre has querido. Mírale, tienes un Beagle, por muy increíble que te parezca.